Guerra Psicológica
La guerra psicológica, o PSYOPS (Psychological Operations), es el uso planificado de la propaganda y otras acciones psicológicas para influir en las opiniones, emociones, actitudes y comportamientos de grupos objetivo, ya sean enemigos, aliados o poblaciones neutrales. Su objetivo es debilitar la moral del adversario y fortalecer la propia.
Tácticas y Estrategias
Las tácticas de guerra psicológica son diversas y se adaptan al contexto cultural y político. Incluyen la difusión de desinformación, la creación de rumores, la manipulación de símbolos y narrativas, y el uso de medios de comunicación para sembrar discordia o miedo. El objetivo es desestabilizar al oponente desde dentro, sin necesidad de confrontación física directa.
Un ejemplo clásico es el uso de folletos lanzados desde aviones durante conflictos, que buscan desmoralizar a las tropas enemigas o incitar a la deserción. En la era moderna, las redes sociales y las plataformas digitales se han convertido en campos de batalla cruciales para la guerra psicológica, permitiendo una difusión masiva y rápida de mensajes.
Propaganda Negra y Blanca
La propaganda se clasifica a menudo en "blanca", "gris" y "negra". La propaganda blanca es abiertamente atribuida a su fuente. La gris no tiene una fuente clara. La propaganda negra, la más insidiosa, se atribuye falsamente a la fuente del adversario para desacreditarlo o sembrar confusión.
Estas operaciones buscan explotar vulnerabilidades psicológicas, sesgos cognitivos y divisiones sociales existentes para lograr objetivos estratégicos sin recurrir a la fuerza bruta.

Casos Históricos y Modernos
Desde la antigüedad, líderes militares han utilizado el engaño y la manipulación psicológica. Sun Tzu en "El Arte de la Guerra" ya destacaba la importancia de desmoralizar al enemigo. En el siglo XX, ambas Guerras Mundiales vieron un uso extensivo de la propaganda.
Durante la Guerra Fría, Estados Unidos y la Unión Soviética se enfrascaron en una intensa guerra psicológica, utilizando la radio (como Radio Free Europe) y la cultura para influir en las poblaciones. Hoy, las campañas de desinformación en línea y la manipulación de elecciones son ejemplos de cómo la guerra psicológica ha evolucionado.
La identificación de estas operaciones es cada vez más difícil, ya que se mimetizan con el flujo normal de información, haciendo que discernir la verdad sea un desafío constante para el público.